Hoy la providencia ha elegido el tema de esta entrada por mí. Tenía yo serias dudas sobre si hacer un viaje o no. Al final le he hecho y estoy en Benidorm. Viniendo para acá ha nacido este tema. Yo con mis dudas de hacer el viaje o no, llego a Atocha y un chico llevaba una camiseta que ha llamado mi atención. "No return point" rezaba la susodicha, ahí se ha comenzado a materializar el tema. Después, creo recordar que en la pelicula del tren, han vuelto a nombrar los puntos de no retorno. La pelicula era Mia Sarah, una romanticona que me ha hecho sonreir bastante. Ahora yo en el tren he tenido tiempo más que de sobra para darle al tarro y seguir abrumandome con mis dudas. ¿Qué hacía yo viniendo para acá si estoy en época de examenes?
Todo esto me ha parado en la cuestión de hasta que punto somos conscientes de nuestros actos. Y cómo una vez conscientes podemos obrar para enderezarlos. Según neurólogos, lo leí en el libro de Marina que por cierto me he acabado en el tren y se lo he regalado a un amigo, nunca somos conscientes de nuestros actos. Nuestro cerebro tarda 0,8 microsegundos en racionalizar la realidad y darse cuenta de las acciones que cometemos. Pese a ese retraso con el que vivimos constantemente, ¿cuándo somos conscientes de lo que hemos hecho o dejado de hacer?.
¿Cuándo las consecuencias se vuelven en contra nuestra?. Muchas veces sí, pero no es válido otras tantas. Yo creo que nunca llegamos a ser conscientes de nuestros actos. Como niños curiosos actuamos y esperamos a ver la reacción, así una y otra vez y otra y otra hasta que nos aburrimos. ¿Y en qué momento de esa cadena llega el punto de no retorno?. En todos y en ninguno. Como las acciónes son cíclicas, sino no se explica que tantas veces caigamos en las mismas piedras, ese punto estaría al principio y al final de cada repetición. Cuando nos aburrimos hemos encontrado una fisura en ese punto y salimos del bucle, dejando de prestar atención a ese hecho. Pero esto al fin y al cabo es decisión o no-decisión nuestra.
Aquí quiero entrar en las consecuencias. Lo primero decir que no creo en la causalidad. Pero existen unas respuestas no concretas a nuestras acciones. Si yo actuo crearé una modificación en el entorno (uno mismo forma parte del entorno) y al crear esa modificación me modifico a mi mismo, pero más allá esa modificación independizandose de mí me modificara a mi mismo. (Joder que lio). En algún momento todos hemos sentido que hemos obrado mal, en estos casos hacemos otra acción para que modifique a la modificación y así sucesivas veces hasta formar un tapiz de fractales donde se repite infinitas veces la misma estructura. Y cuando encontramos el patrón y hallamos un equilibrio, en el puro sentido piagetiano, es cuando creemos que hemos podido salir de la espiral. Bien habiendo pasado el punto de no retorno y asumiendo la invariabilidad del pasado (aquí podriamos hasta crear un nuevo futuro) o bien deshaciendonos antes de llegar a dicho punto (creando el futuro que "esperabamos"). Sí, hemos de deshacernos nosotros mismos. Ya que si las modificaciones adquieren "vida" por sí mismas la única forma de detenerlas es detenernos a nosotros mismos. Llegados a este punto, donde no hay marcha atrás ni sentido, tan solo decir que somos capaces de negar cualquier cosa que límite nuestra libertad. Cuando el mayor problema a la hora de liberarnos somos nosotros mismos y la única forma de liberarnos es perdiendo libertades en favor de...
En lo que a mí respecta vivo en un sueño y lo que haga o deje de hacer lo acabaré olvidando. (Lo que me ha costado decidirme a escribir esta entrada. Tengo un PS3 al lado mía, un sueño increíble y un montón de cosas para hacer mañana; pero pase el punto de no retorno donde no puedo dejar tener la liberación de escribir un rato y eso me encadena a hacerlo.)
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